La integración de la diversidad, la equidad y la inclusión (DEI) avanza a diferentes velocidades en las distintas industrias y regiones. Sin embargo, algo es evidente: más allá del impacto positivo dentro de las organizaciones, la DEI se ha convertido en una verdadera ventaja competitiva. Además, las empresas se enfrentan hoy al reto de crear una cultura de pertenencia que trascienda las fronteras culturales y geográficas.
Para que las estrategias de DEI sean eficaces, deben estar profundamente arraigadas en la cultura corporativa. Esto implica diseñar iniciativas que fomenten un entorno inclusivo donde los empleados se sientan valorados y respetados, anclados en un claro compromiso cultural. El éxito depende de construir una red unida por valores comunes, adaptando al mismo tiempo la implementación a los contextos culturales locales. En este sentido, los equipos de RR. HH. desempeñan un papel fundamental como agentes de cambio: amplificando las voces de los colaboradores, creando espacios seguros para el diálogo e impulsando la transformación desde dentro.
Para garantizar que la DEI se convierta en una parte integral del desarrollo corporativo, debe considerarse una prioridad estratégica. Establecer un equipo global dedicado a la diversidad ayuda a posicionarla como un pilar fundamental tanto de la estrategia como de la cultura. Respaldado por una red interna que colabora entre departamentos y regiones, este enfoque permite un progreso visible y medible.
Durante una reciente visita a Henkel Chile, presencié de primera mano el progreso que estamos logrando. En nuestra unidad de negocio de Adhesive Technologies, por ejemplo, la división de Consumo demuestra cómo estamos aumentando constantemente la proporción de mujeres en puestos de liderazgo y en todos los equipos. Hoy en día, más de la mitad de ese equipo directivo está compuesto por mujeres, un avance notable en un área que tradicionalmente ha estado dominada por hombres.
De cara al futuro, debemos asegurarnos de que las empresas sigan evolucionando para fomentar el compromiso y un fuerte sentido de pertenencia entre los empleados. Construir una cultura con propósito es clave.
Solo combinando el liderazgo con una cultura inclusiva, las organizaciones pueden tener éxito en la era global y crear lugares de trabajo donde cada generación se sienta capacitada para contribuir y prosperar.